
Elegir una carrera universitaria es uno de los pasos más importantes —y, para muchos jóvenes, uno de los más estresantes— que marca el inicio de una nueva etapa en la vida. A menudo, se asocia este momento con una especie de «revelación» vocacional que, si no llega a tiempo, deja una sensación de incertidumbre. Pero, ¿realmente es necesario tenerlo todo claro? ¿Qué pasa si no tenés idea o no te decidís? Este artículo está pensado para vos, que estás atravesando esa etapa de búsqueda y reflexión.
¿En qué momento estás?
Antes de profundizar, te propongo identificarte con alguna de estas opciones:
- Ni idea
- No me decido
- La tengo clara
Cada una representa un punto diferente del camino. No importa en cuál estés: lo importante es reconocerlo. A partir de ahí, vas a poder tomar decisiones más conscientes y seguras.
Los SI y los NO de las elecciones: claves para entender tu proceso
✅ Sí es importante que tengas en cuenta cómo elegiste otras cosas en tu vida
Detenerte a reflexionar sobre cómo tomaste decisiones en el pasado puede darte pistas muy valiosas. ¿Cómo elegiste el colegio al que fuiste? ¿Por qué decidiste practicar tal deporte o sumarte a ese taller artístico? Puede que no lo sepas, pero todos tenemos patrones de decisión: algunas personas siguen sus emociones, otras priorizan lo práctico, otras se dejan influenciar mucho por el entorno.
Identificar ese “método personal” puede ayudarte a reconocer cómo funcionás y qué necesitás para sentirte seguro al momento de elegir una carrera.
✅ Sí tendrás que renunciar a algo para elegir
Una de las verdades más difíciles de aceptar es que toda elección implica una renuncia. Cuando decidís estudiar una carrera, estás dejando de lado otras opciones. Y eso da miedo, claro. Pero también es un ejercicio de libertad.
Elegir con libertad implica asumir un compromiso con lo que seleccionás. Significa decir: “esto es lo que quiero ahora” sabiendo que no se puede tener todo. En lugar de pensar en lo que dejás, podrías enfocarte en lo que ganás: nuevos aprendizajes, experiencias, personas, desafíos y un camino profesional que puede transformarse con el tiempo.
❌ No es imprescindible que conozcas tu vocación para elegir una carrera
Uno de los mitos más grandes es que hay que “descubrir la vocación” antes de inscribirse en una carrera. La vocación no es una revelación mágica ni un talento innato que aparece sin buscarlo. En realidad, la vocación se construye: a través de experiencias, pruebas, errores, aprendizajes y autoconocimiento.
Entonces, si no sentís una “llamada” clara, no te preocupes. Podés empezar eligiendo una carrera que se relacione con tus intereses, habilidades o valores. Lo importante es estar dispuesto a explorar, preguntar y revisar tu elección si es necesario.
✅ Sí te podés equivocar y no es una pérdida de tiempo
Muchos temen “perder años” al comenzar una carrera que luego deciden abandonar. Pero lo cierto es que no existe tal cosa como “pérdida de tiempo” cuando se trata de conocerse. Cada paso, incluso los que parecen erróneos, es parte del proceso.
Probar, equivocarse, cambiar… todo eso construye tu camino personal. Y a veces es necesario tomar una dirección para darte cuenta de que no es por ahí. Esa certeza también tiene valor. No es tiempo perdido: es tiempo invertido en tu crecimiento.
❌ No hay nadie que pueda decirte qué va a ser de tu vida
Puede que sientas presión de tus padres, docentes o amigos. Todos tienen opiniones —a veces útiles, a veces confusas— sobre lo que “te conviene” estudiar. Pero nadie más que vos puede vivir tu vida.
Las personas que te rodean pueden ser un gran apoyo si entienden su rol: acompañar, escuchar, ofrecer herramientas, pero no decidir por vos. Si necesitás orientación profesional, buscá espacios como ferias universitarias, charlas o iniciativas como EXPOUNI, donde podés informarte, dialogar y conocer distintas opciones académicas.
✅ Sí es importante que formules preguntas a estudiantes y profesionales
Una de las mejores estrategias para saber si una carrera es para vos es hablar con quienes ya la están cursando o la ejercen profesionalmente. No te quedes con la descripción oficial de la universidad o instituto. Andá más allá:
- ¿Qué materias se cursan realmente?
- ¿Qué habilidades se requieren?
- ¿Qué salidas laborales hay?
- ¿Qué cosas les gustan y qué no?
- ¿Cómo es un día típico en esa profesión?
Escuchar experiencias reales te permitirá armar una imagen más concreta de lo que podés esperar. Y eso puede ayudarte a decidir con mayor confianza.
¿Cómo avanzar según el punto en el que estás?
🌀 Si estás en el grupo de “Ni idea”
Estás en una etapa de exploración total. No te asustes: es más común de lo que creés. Acá te dejamos algunos consejos:
- Explorá áreas amplias: humanidades, ciencias exactas, tecnología, arte, salud, economía, educación…
- Pensá en lo que te interesa o disfrutás hacer. ¿Te gusta leer? ¿Resolver problemas? ¿Trabajar con personas? ¿Crear cosas?
- Hacé test vocacionales orientativos, como los que podés encontrar en línea o en centros de orientación vocacional.
- Participá en ferias de carreras, charlas o talleres. Cuanto más sepas, más cerca estarás de encontrar una dirección.
⚖️ Si estás en el grupo de “No me decido”
Ya tenés algunas opciones en mente, pero no sabés cuál elegir. Este es un momento clave para comparar y profundizar.
- Hacé una lista de pros y contras de cada carrera que estás considerando.
- Visualizate dentro de 5 o 10 años en cada profesión. ¿Cómo te sentís con esa imagen?
- Conversá con personas que estudien esas carreras.
- Evaluá tus intereses, capacidades y estilo de vida que te gustaría tener.
🎯 Si estás en el grupo de “La tengo clara”
¡Qué bueno que ya tengas una decisión tomada! Pero eso no significa que el camino esté resuelto. Asegurate de:
- Confirmar tu decisión a través de la mayor cantidad de información posible.
- Revisar el plan de estudios, la carga horaria, los requisitos de ingreso y las salidas laborales.
- Buscar orientación sobre becas, alojamiento (si te mudás), y posibilidades de intercambio o prácticas profesionales.
- Recordar que siempre podés reconfigurar tu camino si más adelante cambiás de opinión.
Algunos errores frecuentes al elegir carrera (y cómo evitarlos)
- Elegir por presión familiar o social: es tu vida, no la de los demás. Escuchá, pero no obedezcas ciegamente.
- Guiarse solo por la salida laboral inmediata: es importante pensar en el presente, pero también en lo que te va a motivar a largo plazo.
- Idealizar una carrera sin conocerla bien: hablá con estudiantes, investigá los contenidos, conocé las dificultades reales.
- Descartar opciones por miedo: muchas veces creemos que “no vamos a poder” sin siquiera intentarlo.
- Pensar que es una decisión definitiva: podés cambiar. Muchas personas cambian de carrera o especialización con los años.
La decisión es tuya, pero no estás solo
Elegir una carrera no significa que tenés que hacerlo todo por tu cuenta. Hay instituciones, orientadores vocacionales, docentes y familiares que pueden ayudarte si sabés cómo pedir esa ayuda. Lugares como EXPOUNI son espacios ideales para informarte y reflexionar acompañado.
También podés apoyarte en herramientas como:
- Test vocacionales online
- Talleres de orientación vocacional
- Plataformas con información sobre universidades e institutos
- Charlas con profesionales y estudiantes
Palabras finales: la elección no es un destino, es un punto de partida
Recordá: no tenés que tener todo resuelto ahora. Lo importante es dar el primer paso. Podés empezar con una carrera y, si no te gusta, cambiar. Podés descubrir nuevas pasiones mientras estudiás. La vida profesional es dinámica, y no se define por una sola elección.
Elegir carrera no es elegir un único camino para siempre. Es abrir una puerta, empezar a caminar y construir con cada paso. Confía en tu proceso, escuchá tu voz interna, buscá información, pedí ayuda si la necesitás… y, sobre todo, animate a elegir.